El cuerpo y el cerebro en íntima danza hasta el último día.
La música, que captamos a través del cuerpo, nos puede cambiar los estados cerebrales que a su vez son implementados en el cuerpo, cambiando el medio interno donde las cosas suceden… y así, suceden otras, que a su vez cambian al cerebro… en una danza sin fin.
Beethoven lo sabía.
http://www.youtube.com/watch?v=LfjD-DQ5REk&feature=related
La belleza importa. Las formas importan.
Así pues, donde quiera que veas que la corrupción del lenguaje produce agrado, ten la seguridad de que allí también las costumbres se han apartado de la rectitud. (CXIV)
Séneca. Cartas a Lucilio.