Consideramos que nos encontramos en una sociedad desresponsabilizada formada por multitud de individuos débiles -aquellos que aplazan toda decisión y desplazan toda responsabilidad-. En ese entorno hay quienes eligen tomar las riendas de su destino individual y colectivo; los trabajadores y las empresas son buenos candidatos para ese logro. La empresa se ha de ganar cada día su derecho a la supervivencia y esa es una gran responsabilidad de todas las personas que la forman. Responsabilidad de la acción. Responsabilidad de la omisión.
Estos tres vídeos ilustran la toma de conciencia del entorno en el que nos movemos y también los dos pilares sobre los que edificamos nuestra responsabilidad social: el Espíritu Agonal y el Combate al Síndrome de Procusto: